Canadá ha propuesto expandir el control de lo que dice la gente en redes sociales y medios junto al tratado pandémico de la Organización Mundial de la Salud (OMS)

Canadá ha propuesto expandir el control de lo que dice la gente en redes sociales y medios junto al tratado pandémico de la Organización Mundial de la Salud (OMS)

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Para incluir medidas que combatan la “desinformación” en redes sociales. Esto implicaría una mayor regulación de las plataformas digitales, haciéndolas responsables tanto por el contenido que albergan como por el funcionamiento de sus algoritmos. La iniciativa también resalta la importancia de enfoques preventivos que incluyan a comunidades marginadas.

Esta propuesta se enmarca en las discusiones para reforzar la capacidad global de respuesta a pandemias. Aunque las negociaciones no lograron un acuerdo definitivo en mayo de 2024, una versión revisada suavizó las disposiciones más estrictas sobre censura, pero fortaleció los poderes de vigilancia de la OMS para gestionar crisis sanitarias.

El objetivo es equilibrar la protección de la salud pública con la libertad de expresión, algo que ha generado debates, ya que algunos lo consideran un avance hacia mayores controles sobre la información en tiempos de crisis

La propuesta de Canadá de ampliar el control sobre la desinformación a través del tratado pandémico de la Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea serias preocupaciones sobre la pérdida de libertades individuales y el debilitamiento de los fundamentos democráticos. La democracia, como sistema, se basa en el poder del pueblo para determinar el curso de su propio destino a través de la libre expresión y la participación en el discurso público. Sin embargo, cuando un pequeño grupo de poderosos actores, incluidos gobiernos, medios de comunicación y empresas tecnológicas, controla la información, surge la amenaza de que la democracia se convierta en una fachada vacía, en la que la voluntad del pueblo es moldeada y restringida por quienes definen lo que es verdad y lo que no lo es. Esta situación evoca el sombrío panorama que George Orwell plasmó en su obra “1984”, donde el control de la información era la clave para mantener un régimen totalitario.

La Democracia y el Control de la Información

En su esencia, la democracia es un sistema en el que el poder emana del pueblo. Las decisiones importantes, tanto a nivel político como social, deben basarse en el consentimiento informado de los ciudadanos. Este consentimiento informado depende de la libertad de expresión, el acceso a una pluralidad de opiniones y la capacidad de los individuos para formarse juicios críticos a partir de la información disponible. Sin embargo, en el mundo moderno, esta premisa enfrenta nuevos desafíos.

El control sobre la “desinformación” propuesto por el tratado pandémico parece, a primera vista, un intento legítimo de proteger a las sociedades de los efectos nocivos de información falsa o engañosa, especialmente en contextos críticos como las pandemias. No obstante, cuando los gobiernos y las grandes corporaciones tecnológicas asumen el papel de árbitros de la verdad, surge el riesgo de que las fronteras entre la información precisa y la censura política se diluyan. Esto lleva a una situación en la que ciertas narrativas son privilegiadas, mientras que otras se suprimen, no necesariamente porque sean falsas, sino porque desafían los intereses de quienes detentan el poder.

Un ejemplo contemporáneo de esta dinámica es el creciente poder de las grandes plataformas de redes sociales para moderar y filtrar contenido. Bajo la premisa de eliminar la “desinformación”, estas plataformas han censurado opiniones disidentes, incluso cuando provienen de expertos en sus respectivos campos. El control de los algoritmos para priorizar ciertos contenidos sobre otros introduce un sesgo que no solo afecta la calidad del debate público, sino que también reduce la capacidad de los ciudadanos para acceder a una visión equilibrada de los hechos.

El Paralelismo con “1984”

En su novela “1984”, George Orwell describe un régimen totalitario donde el control de la información es absoluto. El Ministerio de la Verdad se encarga de manipular y reescribir la historia, asegurándose de que solo exista una única versión de la realidad: la del Partido. Aunque “1984” es una obra de ficción, su relevancia como advertencia sobre los peligros del control de la información nunca ha sido más evidente que en el mundo digital actual.

El concepto de “doble pensar”, que Orwell introdujo, refleja la capacidad de aceptar simultáneamente dos creencias contradictorias, un fenómeno que puede observarse en sociedades donde la censura y la manipulación de la información son generalizadas. Cuando el control de la información se concentra en manos de unos pocos, las contradicciones entre la realidad y la narrativa oficial son ignoradas o justificadas por una población que ha sido condicionada a no cuestionar la versión “oficial” de los hechos.

Si el tratado pandémico de la OMS incluye medidas de control de la desinformación que otorgan a las autoridades el poder de decidir qué información es verdadera y cuál no lo es, corremos el riesgo de ver la implementación de un Ministerio de la Verdad moderno. Esta concentración de poder podría llevar a una forma de censura invisible, en la que las voces disidentes se suprimen en nombre del bien público, mientras que las voces que promueven la narrativa oficial son amplificadas. El resultado sería una sociedad menos crítica y más conformista, donde la libertad de expresión, uno de los pilares de la democracia, se ve erosionada.

La Erosión de la Libertad Individual

La propuesta canadiense también plantea serias preocupaciones sobre la libertad individual. La capacidad de cuestionar, debatir y desafiar las narrativas oficiales es una parte integral de cualquier sociedad libre. Si los ciudadanos no tienen el derecho de expresar opiniones impopulares o de cuestionar a las autoridades, la libertad se convierte en una ilusión.

En una democracia funcional, los desacuerdos y los debates abiertos son esenciales para el progreso. Sin embargo, cuando se etiqueta cualquier forma de disenso como “desinformación” y se utiliza este pretexto para justificar la censura, la sociedad comienza a caminar por un camino peligroso. Las medidas de censura bajo la premisa de proteger al público podrían utilizarse para sofocar el debate legítimo sobre políticas públicas, erosionando la confianza de los ciudadanos en sus gobiernos.

La vigilancia, otro aspecto clave en la obra de Orwell, también está presente en esta discusión. Las propuestas de ampliar los poderes de vigilancia de la OMS en el contexto de pandemias podrían conducir a un aumento de la recolección de datos personales, lo que, combinado con la censura, crearía un entorno donde los ciudadanos ya no tienen privacidad ni control sobre la información que consumen o comparten.

¿Qué Está en Juego?

El debate sobre la desinformación y el control de la información es más que una simple cuestión técnica o sanitaria; es una cuestión profundamente política que afecta los fundamentos de nuestras sociedades. La pérdida de libertad de expresión y la erosión de la democracia son peligros reales cuando se permite que un pequeño grupo controle el flujo de información.

La lucha por el control de la información no es nueva, pero la tecnología moderna ha otorgado a los gobiernos y a las corporaciones herramientas sin precedentes para ejercer ese control. Si no somos cuidadosos, podríamos ver una regresión hacia formas de gobierno más autoritarias, donde los ciudadanos ya no tienen voz en los asuntos que más les afectan. La censura bajo el disfraz de la lucha contra la desinformación es una amenaza a la libertad, y es responsabilidad de todos los ciudadanos defender su derecho a la libre expresión y a un acceso imparcial a la información.

En resumen, la propuesta de Canadá para ampliar el control de la desinformación en el tratado pandémico de la OMS plantea graves preocupaciones sobre la libertad de expresión y la democracia. Si bien es importante combatir la desinformación, el precio de permitir que unos pocos decidan lo que es verdad podría ser demasiado alto. Como lo advirtió Orwell en “1984”, el control de la información es el primer paso hacia la pérdida de libertad.

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